El Ministerio de Seguridad de
PBA va contra una de las líneas que tiene la matriz subterránea del
Narcotráfico creada y dominada por la mala bonaerense. El Paco.
Clima nacional
Cuantitavimente
crece la lucha contra el Narcotráfico a nivel nacional con un superávit en el
secuestro de marihuana con respecto a otras sustancias como la cocaína y las
drogas de síntesis. Dos mercados que crecieron exponencialmente en los últimos 6
años. En una primera instancia por abulia, negación y reducción al tránsito y
luego, por la ausencia de inteligencia criminal reemplazada por los clichés que
suelen desprenderse de los slogans de vacío.
Asistimos,
en Argentina, a la contradicción slogan/acción. Uno de los ejemplos contundentes
en es el siguiente: #FronterasSeguras. Un slogan que circula en las redes
sociales y los obsecuentes ministros y subsecretarios repiten. Las acciones
para la “concreción” paulatina del slogan han sido:
- Desplazamiento de fuerzas federales al interior del país.
- Reducción de la Secretaría de Fronteras a Subsecretaría.
- Ausencia sostenida de inteligencia criminal.
- Y una compra de 4 lanchas israelíes para ir contra el narcotráfico en la hidrovía en lugar de 40 (por el mismo precio) de patrullaje que era lo que en realidad se necesitaba.
Frente
al estado de la frontera del slogan se impone, inexorablemente, la lucha contra
el Narcomenudeo. La expresión del Narcotráfico a la que aún no todas las
provincias se atreven a combatir porque ponen, a la Provincia de Buenos Aires,
como referente de un fracaso. No entendieron, o es más cómodo no entender, que
la desfederalización del 2005 solo quedó en una ley que no tuvo ninguna
instrumentación concreta más que la brutal y continua administración del
territorio por parte de la Mala Bonaerense. Una administración agravada al
crearse las insustanciales y mantenidas policías locales, no configuradas desde la
prevención entendida como seguridad, sino como un brazo armado de segunda que
sirvió y sirve, como la tercera vía de la recaudación.
Córdoba,
Entre Ríos, Salta, Jujuy, Formosa y Chaco trascendieron el estigma maldito del llamado
fracaso de PBA. Comprendieron que una ley sin una acción es meramente un marco
legal a una decisión política que, si no se ejecuta a través de un organismo
concreto o un diseño preciso, no alcanza para comenzar con la recomposición
de los barrios desconfigurados a partir de la instalación de la droga.
Casi todas las provincias mencionadas trabajaron con astucia. Con tácticas y estrategias.
Sabían que debían salvaguardar sus territorios de la droga debido a que las
medidas nacionales eran insuficientes y solo cuantitativas. De hecho, son
provincias que lograron asimilar que el Narcotráfico se consagró en la
Argentina con la instalación del Narcomenudeo en los barrios y que ubicación geográfica, la seguridad en Argentina, comienza en la frontera.
Excepto
Chaco y Entre Ríos que aún no logran visualizar un eje, el resto de las
provincias articulan una lucha efectiva con proyecciones positivas.
También lo
hace Río Negro a pesar de no haber desfederalizado y encara Santa Fe un proceso de debate necesario, aunque peleado, por luchar contra el narcomenudeo.
Provincia de Buenos Aires
La gobernadora
Vidal y el ministro Ritondo reconocieron el grave estado de situación en materia de inseguridad y narcotráfico.
Cuestionados ambos por no haber purgado a la bonaerense desde el comienzo y
mantener segmentos duros y oscuros de la gestión anterior, siguieron con una
línea discursiva común en donde las fisuras internas, si las había, no trascendieron.
Dinamitar
desde el comienzo a la Mafia Bonaerense significaba una cosecha de cadáveres
sin freno. Una desaparición, entre comillas, de la provincia. Claro está que
podrían haber evitado figuras en altos cargos que fueron responsables de
primera y segunda de haber elevado el caos territorial. Designaciones que,
con el tiempo, también tuvieron sus costos. Pero las impericias también fueron
parte del reconocimiento del entramado policial.
La
Triple Fuga fue la bienvenida que le dieron a Cambiemos para mostrar
públicamente que arribaron a la provincia sin planeamiento estratégico y que la
policía no era de ellos y que costará amenazas, fuego y sangre, que alguna vez lo
sea. Sin embargo, esa sentencia no los detiene.
Recolección de delincuentes
La
lucha contra las mafias en la Provincia de Buenos Aires es la premisa que
evocan sostenidamente. Los resultados se ven por etapas y en ocasiones no
tienen, por el desborde de la provincia misma, la visibilidad social
representativa. Ocurre que el número por sí solo no es lo suficientemente
contundente para marcar un trabajo de calidad. El número representa, para bien
o para mal, algo más que la frialdad. Representa una destrucción o bien, una
lenta recomposición del tejido social que es lo que se busca en esta oportunidad.
Increpado
por haber dicho que prefería a los delincuentes en las comisarías antes que en
las calles, Ritondo bancó su gestión más allá de la superpoblación en dichos
establecimientos. Lo cierto es, que por tener las comisarías vacías o a medias,
PBA pobló sus calles de delito vinculado y no vinculado a la droga. Forjó al
Conurbano Bonaerense en un enclave, y con estoicismo se convirtió en la cabeza
del PBI de la narco inseguridad a nivel nacional, y regional centro.
Desde
el año 2006 hasta diciembre del año 2015 los internos que pasaron por diversas
dependencias fueron 11.975, de acuerdo a los datos recogidos. Desde diciembre
de 2015 a la fecha, pasaron más 6.667 internos. Todos por infracción a la ley
23.737. No es que antes había menos delincuentes y ahora hay más. El tema
radica en que antes había anomia más allá de la ley y la lucha era retórica. Ahora, en
cambio, hay ley y lucha. Con todos los cuestionamientos que se le puedan
hacer, existe y se presenta prolongada.
La bonaerense y el paco
La
interna en la bonaerense continúa pero bajo investigación. Con la salida de
Bressi algunas cosas se acomodaron. Hubo un recorte de la gestión pasada con
protuberancia en Ezeiza. Sin embargo, la salida “decorosa y armoniosa” de
Bressi no fue gratuita, ya que dejó un campo minado y se expandió un lícito
rencor hacia los intendentes acomodaticios que nunca más le atendieron el teléfono.
La
Bonaerense sigue siendo mal vista a pesar de todo. Las décadas de poder de
gobierno que le regalaron no se sueltan tan fácilmente. Ese poder, tan
peligroso, que hoy Nación le da a Gendarmería. Un dato que merece, por
supuesto, un material aparte.
La
Mala Policía no se resigna a una Gobernadora. Tampoco se resigna a que la
cosmovisión que existía y existe sobre el ministro Ritondo no sea lineal o
más bien, tan literal. El más astuto y menos sensible a las críticas de los ministros de seguridad de Cambiemos entre Bullrich y Ocampo.
Estar bajo el panóptico Vidal no es que sea un problema,
pero sí un desafío a las vulnerabilidades que siempre corrieron y corren en el
territorio de granadas, espías y operadores.
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Uno de
los datos más representativos de la actual gestión tiene que ver con el mercado
del paco. Construido por la bonaerense inclinada al delito, el mercado nunca
fue tomado como lo que realmente era. Una voraz despensa de muerte sostenida por
la pobreza, la marginalidad y la adicción con estructura económica alta que iba
por sus potentes efectos. La demanda nunca fue tratada.
Tocar el mercado del paco era tocar una de las líneas de la matriz subterránea del Narcotráfico. Era ir por partidos en los cuales, dicha sustancia, era parte del PBI de la recaudación final.
Tocar el mercado del paco era tocar una de las líneas de la matriz subterránea del Narcotráfico. Era ir por partidos en los cuales, dicha sustancia, era parte del PBI de la recaudación final.
El
paco, especialmente en el enclave Conurbano, terminó siendo un bastión de
custodia recelosa. Servía y sirve para recaudar y al mimos tiempo para
“seducir” a los menores perdidos en la droga.
En una época, la criminalidad
organizada, seleccionaba menores y les regalaba la primera dosis de paco. Luego, la estrategia mutó, y se vendían dosis al dos por uno. Era un método de
estimulación de las mafias sobre una generación que ya, tristemente, se sabía
perdida. Bajo ese método perverso, niños y adolescentes se fueron alineando a
la cadena narcocriminal para convertirse en asesinos al boleo, mulas y
vendedores descartables.
Incautación de paco y puntos de
venta/La Matanza, el Casal Ventoso
En PBA se lograron secuestrar, desde que comenzó la nueva administración,
más de 1.450 kilos de cocaína y 446.837 unidades de paco. Así es que, por
primera vez en años, empieza a sufrir quiebres en su estructura una de las vertientes
más depredadoras del negocio narco local. Cuidada a extorsión y bala por esa
bonaerense que estuvo siempre más ligada a la inseguridad que a la seguridad. Una bonaerense con la que la buena policía aún batalla.
Esas unidades quitadas del circuito narcótico representan menos
violencia, menos muerte, menos droga, menos descomposición social, menos niños
en riesgo. Menos poder de las mafias que encuentran, desde abajo, cuando la lucha
contra el Narcomenudeo realmente se activó en la provincia, un recorte
paulatino de sus alcances.
Esas incautaciones son el manifiesto de menos bocas de expendio cuando
van acompañadas del derribo de los puntos de venta de droga que en PBA, pueden
derribarse, porque están construidos especialmente para la venta. Hasta el
momento, los puntos de venta destruidos son 66. El proceso es acompañado por
las madres del paco en una lucha que ya no es solitaria.
Ahora bien, dentro de lo que es el enclave Bonaerense, los partidos de
La Matanza, Lomas de Zamora, San Martín, José C Paz, Quilmes, Lanús y Moreno
tienen altos niveles de producción de paco que nunca fueron investigados.
También Morón, Merlo, Escobar y Pilar. De hecho, la pérdida de casi tres
generaciones por la droga encuentra una de sus brutales explicaciones en el
consumo exclusivo de dicha sustancia residuo y en la abulia de las últimas gestiones.
La Matanza continúa siendo la cabeza de la narco inseguridad a nivel
Conurbano.
Fuentes de la investigación revelan: “La Matanza, en el Conurbano,
es el epicentro del paco que oficia de molinete hacia otros partidos”.
La Matanza representa lo que fue, en su momento, Casal Ventoso en
Lisboa, Portugal. "El almacén de la droga". "El almacén del paco". La diferencia está en que Casal Ventoso era un barrio y Matanza es un enclave dentro de otro enclave.
Fue en La Matanza, como lo escribí y dije en varias oportunidades, el
lugar que eligió para formarse e instalarse la primera célula de la Mara
Salvatrucha (MS 13) en el año 2006. Más precisamente en Rafael Castillo. Una
célula que se conformó a partir de una base delictiva local acuñada por
aquellos exonerados que seguían sembrando terror.
La existencia de la MS 13 fue siempre negada. No por investigación sino
por simple descalificación a la información. Es cierto que reconocer dicha
existencia implicaba reconocer no solo la importación criminal, sino también el
fracaso de una divulgada contención.
Sin embargo, a fines del año 2016, el actual Ministro de Seguridad de
PBA reconoció la existencia de Maras en la provincia luego de un operativo,
justamente y causalmente, en La Matanza. Una marero de la MS 13 fusionado con
una célula del Cartel de Oropeza y narcos argentinos era uno de los detenidos en el marco de uno de los operativos más rigurosos de los últimos tiempos. Con lo cual,
empezó la seguidilla de procedimientos en donde los detenidos reflejaban algo
que también se negaba, que el Narco en Argentina se dio bajo fusión
local/internacional.
Cierre parcial del informe
La inflación, en el mundo del narcotráfico, también golpea. Aumentan los
precios de las sustancias y la inclinación hacia al rebaje crece. De ahí la
importancia de hacer foco, sin subestimar a los otros mercados, en el Paco.
Sobre todo, porque muchas secretarías de seguridad de los municipios antes
mencionados son el ejemplo de un exponencial decorado. Consideran, en el relajo
de la inacción, que la seguridad solo debe partir del ejecutivo. Lo cual es una
falacia que se contradice, incluso, con el poder de policía que reclaman cuando
quieren que las locales pasen a ser dependientes de ellos.
Lo cierto es que la Provincia de Buenos Aires comenzó a luchar contra el
narcomenudeo y el narcotráfico hace dos años. Y se suma a las provincias que
tienen más detenidos en sus procedimientos que los detenidos a nivel nacional.
Porque hoy, aunque moleste, la seguridad en el país está sostenida por las
provincias más que por Nación.
Las provincias encararon una lucha cualitativa e integral. Con menos
slogans y con más gestión en inteligencia. Sin el desborde del detalle para
figurar y con la claridad de que una banda, red y organización no son lo mismo
y que se desbaratan cuando están todos presos y no solo 3 de sus miembros.
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Hacer clic en la imagen para ampliarla. Aporte desinteresado y constructivo al Ministerio de Seguridad Nacional. |