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Del estado embrionario a la consagración del flagelo en la antesala del
Narco Estado. Esa es la secuencia que tuvo Argentina en materia de narcotráfico
evidenciando un proceso acelerado en los últimos años.
Negación, omisión e impericias fueron las causales funcionales para la
explosión de una de las vertientes más poderosas del Crimen Organizado en el
país que necesitó, para consolidarse, de su base primaria. El NarcoMenudeo. Y
es, a partir del NarcoMenudeo, donde hay que comenzar el proceso inverso. Esto
significa que el flagelo que ya nos avanzó ahora necesita ser avanzado. Y para
avanzarlo la lucha contra el micro mercado de estupefacientes es fundamental.
Por un lado porque es el Menudeo la expresión más cercana que tienen las
poblaciones sobre lo que es, no sólo la droga como delito sino también, la
droga como enfermedad. Y por otro lado porque el NarcoMenudeo es uno de los
eslabones de la cadena criminal en lo que al negocio respecta forjando recursos
humanos en modalidad de bandas.
La lucha contra el Menudeo es asumir una responsabilidad. Salir del
espacio de "confort". De la comodidad que implica saber que el
narcotráfico es un delito federal y darle batalla a su brazo más palpable en
territorio a través del cierre de puntos de venta de droga y desarticulación de
bandas que operan en terrenos próximos.
Llevar adelante un proceso de contención provincial del flagelo y, de
acuerdo a la ubicación territorial, una compresión del mismo. Etapas que funcionan
al unísono y que tienen, su ponderado punto de convergencia, cuando el terreno
vuelve a ser ocupado por las fuerzas de seguridad. Cuando los puntos de venta
de droga fueron sometidos a la eliminación y no a la vía del desplazamiento.
Cuando una banda termina presa y no dispersa. Cuando la seguridad empieza a
vivirse como el derecho que es y no como el sueño Naif dentro de la opacidad de
un universo cargado de muerte.