![]() |
Por
ser un delito federal, al narcotráfico, lo dejaron correr. De como CABA pasó a ocupar el tercer puesto del PBI narco delictivo nacional después de Provincia de Buenos Aires y Santa Fe.
No es nuevo ni sorpresivo, para quienes
investigamos el flagelo de la inseguridad y el narcotráfico, lo ocurrido en la
1-11-14. La Villa del Bajo Flores que tiene uno de los perfiles más siniestros
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sobre la cual no se intervino. Ni desde
la Nación por los terrenos que ocupa, ni desde la Ciudad evitando su
vertiginoso crecimiento.
El adentro y el afuera, por más Gendarmería que
haya, está atravesado por la anomia. Donde opera, únicamente, un código
interno. El de las Mafias. Tal como ocurre en todas las villas del país con
dominio narco.
*****************************************************
El asesinato de los cuatro paraguayos con más de
34 balazos le revela a la sociedad que son dos líneas las que operan en la
ciudad y que se han disputado, de manera sigilosa aunque sangrienta, el
territorio.
Hace cinco años, aproximadamente, que la línea
paraguaya se impuso por sobre la línea peruana marcando un pulso narco diferente.
Es decir, la concentración del negocio no tiene que ver con la cantidad de
recursos humanos sino con el volumen del mismo por la inclinación a la apertura
de un mercado interno no dependiente a través de la fabricación de drogas de diseño ubicado especialmente
en la comuna 8. Punto neurálgico de la zona sur. De donde se disparan los
tendidos del narcotráfico en combinación con la comuna 7 y 9 que conforman el
PBI delictivo agudo de CABA.
Desde mediados de los años '90 la
comuna 8 es un atractivo para la droga como enfermedad y como delito. Porque
desde aquel entonces, la ahora comuna 13 dependía de ésta. Es decir, el barrio
de Villa Soldati más precisamente se presentaba como el gran abastecedor de
marihuana y cocaína. Un barrio que surtía más barato que Núñez y Belgrano. Por
eso, muchos jóvenes adictos cruzaban la ciudad para irse a comprar la muerte.
Ahora Soldati, con el dominio paraguayo se cotiza más
y el ingreso no es tan sencillo. Hay que tener una punta. Y de la
"calidad" de la droga dependerá el costo. Aunque de acuerdo al
relevamiento de testimonios, puede haber un precio mejorado si se ingresa a los
círculos del menudeo. Esto significa comenzar a operar para alguna de las
células paraguayas.
En los últimos años de vertiginoso crecimiento del
negocio y luego de su consagración a nivel país en 2014, CABA, no fue un estado
excepcional ni se encontró en una burbuja. Por el contrario. Acompañó de manera
sostenida la voracidad de la inseguridad que arrastraban Ibarra y Telerman. Uno
respondiendo solo con subtes y el segundo con la metodología del oportunismo.
*****************************************************
Junto con El Tongui de Lomas de Zamora (Conurbano
Bonaerense), la Villa Fraga de Chacarita (CABA) es una de las villas más
destacadas de la última década de entrega sobre la cual, el gobierno de CABA,
tuvo una exagerada y excesiva pasividad. A punto tal, de ser hoy una de las
villas con mayor concentración de violencia tapada en donde después de lo
ocurrido en la 1-11-14 hubo un desmantelamiento de las cocinas móviles. Las
siete que había.
Es que la Fraga pactó con la 1-11-14 contra los
paraguayos. Y maneja los hilos del poder narco en Ortúzar y Paternal -Comuna 15-
respondiendo siempre a las órdenes que bajan del bastión peruano del Bajo
Flores. El cual es custodiado con recelo porque desde allí también hay conexión
con el norte milagrosamente armado, ya que parte de lo que quedó de Sendero
Luminoso y que se importó a nuestro país se desdobla entre Jujuy y la villa de
Flores.
Por su parte, "La Carbonilla", es el aparato político sin límites de La Paternal. Camuflada de labor solidaria por organizaciones de velo. Sus habitantes, rehenes del poder político, confiesan no tener otra alternativa más que subirse al eslabón que intenta mostrar a dicha villa como una villa de progreso a pesar de la contaminación.
Por su parte, "La Carbonilla", es el aparato político sin límites de La Paternal. Camuflada de labor solidaria por organizaciones de velo. Sus habitantes, rehenes del poder político, confiesan no tener otra alternativa más que subirse al eslabón que intenta mostrar a dicha villa como una villa de progreso a pesar de la contaminación.
Villas todas con una dinámica independiente y una dinámica
común que es la delictiva. En la cual la pobreza quedó a merced de una
marginalidad que complementa los planes con delito. Al tiempo que los pobres
los complementan con trabajo.
Un estado parasitario atroz. Niños, como en la 20
de Villa Lugano, que son utilizados para experimentar las nuevas drogas.
O la Villa 21-24 de Barracas. En donde el único "límite" aparente es el cura villero.
O la Villa 21-24 de Barracas. En donde el único "límite" aparente es el cura villero.
Pasillos estrechos para la huida. Algunos con ropas
tendidas para camuflar los Kiosquitos. Puertas con carteles de venta de
cualquier cosa que son el anzuelo de la droga.
Todo un entramado de relaciones y acciones que no
aparecen en una gestión de gobiernos sino que, como mencioné en párrafos anteriores,
se arrastra y con jactancia.
Una jactancia que nos condena y por la cual, los
narcos, confirman que Argentina es el lugar correcto. Más que Chile y Uruguay.
Porque nuestro país permite conexiones, desplazamientos y actividades
perjudiciales en todo el territorio ante la falta de un plan común a favor de
la sociedad. De hecho, el plan común que hasta ahora puede percibirse, es pro
del delito.
Por eso son factibles las relaciones narco
dialécticas entre CABA y el Conurbano. A donde se trasladaron varias de las
cocinas móviles de las villas aquí señaladas así como algunos sectores de las
células narcos para descomprimir el hervidero y solo dejar, en nombre de “La
Droga Santa”, los cuatro cadáveres. Porque la lógica del Crimen Organizado y de
esta lucha en particular, tiene como lema “Alguien tiene que morir”. Y por el
dominio territorial, la cosecha de cadáveres también incluye narcos.
“La Droga Santa” es el nuevo nombre que utilizan
las bandas narcos más sofisticadas del país para profundizar las redes del
negocio. Incluso, parte de Los Monos de Santa Fe que migraron al Conurbano y
van también a buscar alianzas en la Ciudad, hablan de “La Droga Santa”.
Un intenso y continúo movimiento del mapa del
delito. Cocinas y recursos humanos que eligieron como destino el Partido de La
Matanza y San Martín. Cabezas del PBI delictivo Bonaerense.
Pero seamos justos y honestos, los narcos no son el
real problema de las sociedades. Son los gobiernos que pactaron. El poder
político que pactó con el poder narco hasta quedar como rehén de éste último.
El poder que nos entregó.
El poder que responde al delito con un jardín
colgante. O el poder que quiere subir con la ficción de la urbanización con los
narcos adentro. Mostrando el maquillaje en la ciudad de los contrastes.
Lo cierto es respecto del año 2000, el delito ni
disminuyó ni aumentó. Simplemente mutó a narco crimen. Y para ello la mejor
prueba es la realidad. Lo que está a la vista.
Las villas. La marginalidad. La ignorancia. Las
desapariciones. Las muertes.
Los estragos de la entrega y la funcionalidad de la
comodidad por ser, el narcotráfico, un delito federal.