Argentina de cartón

El cartoneo, la delincuencia y las ausencias. Tercera parte del trabajo sobre “La Banlieue”.


De la desprovista seguridad de la Provincia de Buenos Aires arriban, a la Capital, cientos de personas que se dedican al cartoneo. Moran, muchos de ellos, semanalmente en la ciudad, en improvisados asentamientos callejeros confeccionados con chapas, cartones y otros elementos que sirven para protegerse del frío y/o los cambios climáticos.

Desamparados algunos e interesados en poder cubrir apenas sus básicas necesidades para regresar a la Provincia con dinero, se cotejan con los otros, con aquellos que utilizan las condiciones de pauperismo para ejercer una práctica delictiva que se extiende a lo largo de todo el territorio argentino.

Es que la miseria siempre fue el escudo elegido para desviar la atención de una realidad que se supera negativamente.

Encontramos, a la luminosa Buenos Aires, diseñada en una composición de postales deprimidas. De situaciones maliciosas. De niños descalzados esperando el corte del semáforo para hacer algún malabar o bailar, las niñas, de manera sensual. Extrañas situaciones que conforman un espacio de tragedia ya naturalizado. Un estado de descomposición social que combina la pobreza que busca revertirse con la delincuencia que se resguarda, tras la marginalidad, para robar.

Pobres funcionales al sistema. A un Gobierno que necesita de ellos para culpar a los Gobiernos anteriores. Herencias del Pasado. Pobreza funcional a la delincuencia. El crimen organizado se complota en su perversión y copta a menores en riesgo. Sin educación, a la deriva. Sin chances, más que las planteadas como la mal llamada plata fácil que en estas instancias puede ser la muerte.


El dinero del “Choreo”. “Afano”. Una “Punta” clavada como señal de poderío es la antesala de ser aceptado en la banda. O más alto, en la organización que los utilizará como rehenes visibles del delito.

Todas son señales de ausencia. Ausencia de normas. De protección. De seguridad. De redes sociales institucionalizadas para tender verdaderos lazos de solidaridad. Ausencia de conciencia. Ausencia de progreso. Ausencia de continentes legales y emocionales.

No obstante, dichas ausencias se decoran. Se las colorea con el celeste que se desea, con el rosa que se añora. Con más espacios verdes en la Ciudad. Con abominables y compulsivos feriados Nacionales que son un fetiche de la memoria latiendo como una bomba turística para escaparse de las obligaciones.

Argentina ya es un cartón.

En cualquiera de las salidas de la Capital se pueden ver los carros improvisados repletos de papel, de cajas, de cartones, de botellas.

Las Arcadas de Paseo Colón convertidas en “casas”. Las plazoletas de la Avenida 9 de julio y sus continuaciones en un ensamble de techos precarios armados con resabios de cartón. Lugar oscuro, sucio y pequeñísimo en donde se pueden refugiar hasta cinco personas. Algunos, para luego, regresar sobrepasados de Paco a algún lugar del Conurbano Bonaerense.

Verborragia. Mamarrachos estéticos de la ciudad.


Divagues de una profundización del cambio positivo. Cuando en realidad, lo que se ve, es la profundización de la Barbarie que corrió, sin frenos, a la Civilización.

Y cuando no es la pelea por el cartón; es la pelea por la cuadra; la pelea por el barrio. “La Merca” y los “Ácidos” que no son para cualquiera. Que se venden al mejor postor en intransitables pasillos de villas urbanas y periféricas. Así como en los barrios que conforman Nuestra Banlieue. “Cocinas exclusivas”.

Coches de primeras marcas y modelos se arriman a la interminable Villa 31. Conocen, “los drogones” de la clase alta, a los punteros legitimados de la Ciudad de Buenos Aires.

Punto de encuentro en el que las diferencias sociales se desvanecen.

Bajo estas características estéticas, éticas y manipuladas, La Banlieue de cartón Argentina refleja otro de los fracasos de un capital cultural que no se supo asimilar. Que fracasa en la integración del color local e importado.

Que explota, luego de dejarlos ingresar sin papeles, pregonando la Libertad, a los inmigrantes bolivianos hacinados en la esclavitud del “trabajo” ejercido en contaminados talleres de la mediocridad.

Esfuerzos reprochables de los suburbios que se arriman.

Continuará.

Comentarios

víbora mamba dijo…
lo pusiste tan claramente que no se puede decir más que te rompe la cabeza de sólo pensar en criaturas desamparadas e invisibles. saludos
A veces uno lamenta tener claridad de tanta miseria y confusión. Gracias por participar Víbora. Gracias por tus lecturas y comentarios. Abrazo.
maria cristina dijo…
Laura llegué a través de Asís, todo una relato terrible y verdadero de nuestros días, que deseamos cambien dentro de no mucho tiempo, octubre digamos
Hugo dijo…
Laura: excelente tu relato ocre de la realidad cotidiana. Lo único que no me gusta es que sea cierto. Besos,
alonetto dijo…
Laura,fuè un placer leer tu artìculo.
Lleguè a tu blog por un link en otro blog, y me llevè la grata sorpresa de la claridad de tu mensaje y la belleza de tu escritura.
Es indignante la irresponsabilidad y la complicidad de la gente que nos gobierna.
Gracias por todos los mensajes. Por la lectura y el tiempo que se han tomado.
También lamento tener que describir esta barbarie. Dios quiera que con el tiempo, nos encontremos con temas menos dolorosos. Un abrazo a todos.
Anónimo dijo…
No Laura... no habrá mejoramiento posible, ni aquí ni en el mundo! Podrás seguir escribiendo indefinidamente hasta el ultimo día:
toda esta civilización va hacia la autodestrucción...Gracias a los cartoneros, (como a las cucarachas y ratones) la ciudad entera todavia sobrevive. No será para mucho. ESTA ESCRITO!
Entiendo sus palabras anónimo. Pero prefiero pensar y trabajar por un mundo, un espacio, una vida mejor. Que la sociología sea para aportar otras cosas y no visiones de la patetica realidad. Gracias por comentar. Saludos.
Entiendo sus palabras anónimo. Pero prefiero pensar y trabajar por un mundo, un espacio, una vida mejor. Que la sociología sea para aportar otras cosas y no visiones de la patetica realidad. Gracias por comentar. Saludos.
ceciz dijo…
Muy buen artículo.
Seguimos en un país feudal. Pobres esforzados vasallos que nunca supimos tener buenos señores....
Teodoro Farenga dijo…
Laura, llegué a tu blog x la pagina de Asis. Te felicito por la claridad conceptual.Son buenos estos "baños de realidad" donde se ve que el problema es estructural y no de coyuntura. Estoy podrido de los politicos que nos hablan de la "herencia recibida" y de que con ellos y no con los otros "vamos a estar mejor".
Teodoro Farenga dijo…
Laura llegué a tu blog por la página de Asis. Excelentes tus observaciones. El problema es estructural y no de coyuntura. La politica solo se dedica al negociado y las elecciones, total los bolonquis son "herencia recibida" y ellos tienen la solucion que los otros (siempre el otro) por ineptos no aplicaron.
Gracias nuevamente por comentar y participar. Son todos muy amables. Espero que sigan ingresando y compartiendo el material. Saludos.
markincius dijo…
SEÑORA LAURA : excelente su relato ocre de la realidad cotidiana.Lo único que no me gusta es que sea cierto.
Y que unos pocos puedan mas que todos juntos estamos a la puerta del INFIERNO DEL DANTE acuerdate de la leyenda escrita a sus puertas dias pasado leyendo el reportaje escrito al tristemente celebre "Marcola" sobre la realidad Brasileña y ahora su blog encuentro la raiz filosofica de esta clase media latinoamericana y la politica de inseguriti que
llevan a cabo este y otros poderes para manejar las masas,es la que preconizaba el filosofo florentino "MAQUIAVELO",llegue a su blog gracias a JORGE ASIS,que a partir desde hoy esta en mis favoritos desde san miguel de tucumàn - tucuman
UN ABRAZO - SUERTE
Markincius: Muchas gracias por escribir. Por el tiempo dedicado y sus palabras. Comomrespondi en los otros comentarios, ojalá que algún día podamos encontrarnos con temas mas gratos.
Gracias por poner en mi blog entre sus favoritos. J. Asis es absolutamente generoso en recomendar mi nota. Excelente persona.
Saludos para usted y todo Tucuman.