Entrevista para Diario Madryn. Etcharren: “la Patagonia es tierra virgen para el narcotráfico”

Puerto Madryn todavía no se repone del impacto por el hallazgo ´fortuito´ sin resolver de más de 100 kilos de cocaína escondida en langostinos congelados, y ya fue impactada por la sospecha de otra exportación disimulada en piedra laja. En el medio, el consumo de drogas se ha incrementado en toda la provincia y particularmente ciudades como Comodoro Rivadavia y Trelew, están sintiendo el impacto en el nivel de violencia urbana que se evidencia. El silencio institucional es preocupante, tanto como la sugestiva lentitud de la justicia.


Laura Etcharren es socióloga y especialista en la problemática de las “maras” en Centroamérica y Argentina y accedió a una entrevista exclusiva de El Diario. Asegura que es tarde para “combatir” el narcotráfico, si para contenerlo.
Por Mauro Fernándes
Laura Etcharren es socióloga y especialista en la problemática de las “maras” en Centroamérica y Argentina y accedió a una entrevista exclusiva de El Diario.  Es, además, autora de “Esperando las maras” (2009). En su abordaje considera un interesante enfoque sobre el surgimiento y diferencia de pandillas, maras, bandas narco y carteles de droga.  Explica que el narcotráfico ha explotado en prácticamente todo el país, salvo algunas zonas, como la Patagonia, en las que prefiere utilizar el término “implosión”, donde se debería intervenir a tiempo.
 P: -¿En qué se diferencia el caso argentino de los demás países con experiencias narco?
L.E.: -La Argentina no tiene la misma construcción sociohistórica que Centroamérica o México, por ejemplo, con las guerras civiles ocurridas durante la década del sesenta. La Argentina empezó siendo un país de tránsito, pero ahora está atravesada por una cultura narco que tiene una base local. El caso argentino no es similar al de México o Colombia. En el país solo se siguen líneas de esos países.
El delito en Argentina mutó hacia el crimen organizado, situación que en su momento ocurrió en México y Colombia. Luego, el narcotráfico continuó avanzando en ambos países a partir de la connivencia de grupos del poder político y económico. El narcotráfico incluye el tráfico de personas y de armas, la trata de personas y el lavado de dinero. Si en Argentina sigue el actual estado de connivencia con el delito, va a terminar sucediendo lo mismo que en México o en Colombia (con la característica del caso argentino, construcción de base local y estrategias importadas). Hay una tendencia negadora del Gobierno para tratar el narcotráfico, y hay, a su vez, varias contradicciones. No se puede, por ejemplo, tratar a una banda narco con la misma metodología que a una pandilla.
 -¿En qué zonas hay maras?
-En el país hay una célula de la Mara Salvatrucha. Opera en La Matanza desde 2005 o 2006, a partir de la llegada de un marero apodado “Lágrima”, proveniente de El Salvador. Esta célula se asentó específicamente en Rafael Castillo, y se valió de la marginalidad de la zona. Se conformó con base local. Se cobró la vida de Eugenia Ledesma, una chica de 22 años.
A la par hay pandillas emergentes de la pobreza y de la marginalidad. Están, en general, integradas por jóvenes que se dedican al narcomenudeo y a delitos menores. Las maras también son agrupaciones de jóvenes, pero están más articuladas. Algunos se desprenden de las pandillas y, como tienen actitudes, sobre todo físicas, para crecer dentro de la cadena narcocriminal, son captados por exonerados de la Policía y organizaciones narcotraficantes, que buscan con los jóvenes generar un raid dentro del circuito. Es difícil aún distinguir una mara de otra.
Mientras las pandillas buscan operar en el barrio, las maras buscan controlar la frontera. Las maras tienen un adiestramiento de ex integrantes de elite, como los Zetas.
-¿Cómo debe considerarse a la banda de “Los Monos” (Rosario)?
-Como una banda de narcotraficantes. Es una organización que tiene la particularidad de haber importado de manera prácticamente impecable la metodología de los carteles mexicanos y colombianos, como la construcción de narcotúneles y la utilización de narcopalomas. Es una banda que tiene células y operaciones en otras provincias. Un ejemplo son los “angelitos de la Yaqui”, en Mendoza, que, liderados y articulados por una narco, han logrado crecer, y han migrado hacia Neuquén y Río Negro.
En la Patagonia todavía no explotó. La droga empieza a penetrar al país desde el norte. No obstante, cuando una zona está virgen, como la Patagonia, comienza a ser apetecible para las migraciones internas de narcos.
Si llegan a la Patagonia, es porque están cercados en el resto del país
 -El año pasado se desbarató la primera cocina de cocaína en la Patagonia.
-Empieza a haber indicios. Los terrenos de la Patagonia son más bien vírgenes en lo que tiene que ver con la conformación de pandillas. Puede llegar a darse allí alguna presencia esporádica de un integrante de una célula o de un cartel importante que pretenda tantear el terreno.
-¿Por qué se llegó a esta situación?
-Por abulia, por una gran connivencia de grupos del poder político y económico y por la creación de una generación inagotable de marginalidad extrema, que nada tiene que ver con la pobreza. En la marginalidad hay personas que están atadas a planes de trabajo, y no les importa tener un trabajo o educación. La marginalidad produce que algunos menores se vendan. La marginalidad sirve, por ejemplo, para que los gobernantes consigan votos, pero también es funcional para los narcotraficantes, que se infiltran en los sectores marginales para reclutar allí a jóvenes.
 -¿La Argentina es un país exportador?
-Es un país que recibe droga y que produce droga. En el territorio hay tráfico de droga: la ruta 34 y 40 están totalmente liberadas y la ruta 7, que une Mendoza con Santiago de Chile, tiene controles precarios. Hay un terreno que aún sigue siendo fértil para pensar en la formación de bandas de narcotraficantes. Del denominado triángulo embrionario, conformado por Chile, Uruguay y Argentina, el país está en la cúspide.
-En el libro comenta que incorporar más policías no soluciona el problema. ¿Qué se puede hacer?
-No se puede hablar de una lucha contra el narcotráfico. Tampoco se puede decir que se lo va a erradicar. Hoy en día, solo se puede contener el narcotráfico que hay, para que no prolifere aún más.  La contención es “lograr” que no se siga reproduciendo. Por ejemplo, para que la banda de “Los Monos” no siga implantando nuevas células en las provincias. Depende de una decisión política seria. Es falso decir que se va a erradicar el narcotráfico, porque ya creció demasiado.
 -¿El narcotráfico para avanzar depende del poder político?
-El narcotráfico se ha consagrado en el mundo por la connivencia con los grandes grupos del poder político y económico. En la Argentina el narcotráfico implosionó hace décadas, pero explotó en los últimos años. Las pandillas le pueden dar votos. Cuando la escala narco crece, se empieza a generar un poder paralelo. Positivamente no le da nada. Solo podría pensarse que da remuneración. ¿Qué pasa con la droga que se incauta? ¿A dónde va a parar? ¿Se la quema, se la tira o se la vuelve a insertar en el mercado? Si se la vuelve a insertar en el mercado a través de algunos policías, se genera una renta importante.
 -¿Y qué sucede?
-No hay experiencias que den cuenta de que la droga sale por completo del sistema. Nunca se sabe qué se hace con la droga incautada. Hay lavado de dinero y hay financiamiento a determinados gobiernos, como pasó, por ejemplo, con el de Enrique Peña Nieto (México), cuya campaña fue financiada por Joaquín “El Chapo” Guzmán.

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