Despertar a pesar del Simulacro
Nacional y Popular.
Ciertamente, lejos de la
conciliación, los acuerdos, la disminución de la violencia y la utopía de la
erradicación, Las Maras, siguen violando todos los derechos que hacen, de un
país, una Nación segura en donde la sociedad pueda funcionar sin espectros. Sin
caer en el ostracismo de los miedos. Del terror.
Las Pandillas han crecido. Han
mutado. La Subestimación hacia su formación y la ausencia de medidas
preventivas favorecieron el crecimiento de las mismas. Las hicieron permeables
a la mirada de los Narcos. De los Carteles de la Droga. A los ex integrantes de
ejércitos de élite A todas esas agrupaciones que verían, en los miembros de
cada pandilla, un eslabón constitutivo del paso superior: La Mara.
Y así es como los Pandilleros se
fueron auto devorando con absoluta rapidez y nitidez con el fin de demostrarles, a los
grupos de poder, que estaban dispuestos a cualquier cosa para trascender la
Banda que los acunó. Para salir de ella bajo protección. Sin sufrir los daños
de la huida. El perjuicio del escape.
Salir de la Pandilla con las
garantías que, solamente, las organizaciones Narco Criminales, podían darles a
los pandilleros audaces. Osados. Organizaciones con las cuales, las Pandillas, jamás se enfrentaron ni enfrentarán. Por lo menos, hasta que no se nutran de toda la información y
adiestramiento que necesitan para ser artífices del Mal.
El Desprendimiento
La huida tiene garantías Narcos.
Sin embargo, el precio, será igualmente alto. No tendrá que ver con la muerte.
Sí en cambio, con el sometimiento que deben tolerar mientras se los
adiestra y luego, cuando se les ordena. Es que cuando el pandillero se
convierte en Mara cambia de estructura. Sigue siendo un paria aunque dentro de
un grupo armado. En dónde los líderes, excepcionalmente, cederán lugares.
Cambia de carcasa pero su condición de lumpen sigue siendo la misma. Maquillada de herramientas dañinas.
Cambia de carcasa pero su condición de lumpen sigue siendo la misma. Maquillada de herramientas dañinas.
Dentro de la pandilla se habla,
por lo general, de iguales. Dentro de Las Narco Maras, de jerarquías.
Y Las Maras, lo que hacen, es complementar a los Narcotraficantes.
Jamás, por si sola, una pandilla
puede constituir una Mara. No sólo carece de capacidad, también, carece de
oportunidad. Apenas se intenta producir el despegue sin respaldo, llega la
muerte.
El final de la Inocencia
Las Maras no tienen códigos. Y los
pocos que tenían en las Pandillas se diluyen sin pesares. Y así, es como
devienen en brutales asesinos de infantes.
De acuerdo a la teoría de
Frederic Faux y con la cual acuerdo, son asesinos dedicados a corromper niños
que ni siquiera pasan por la Pandilla sino que van, directamente, a ser
Soldados. A “custodiar” con su cuerpo y con las armas, los “Kiosquitos” que se
levantan en las Villas. O emprender, en sectores alejados de la ciudad, contra
cualquier pasajero que consideren peligroso o lo vean, de apetecible
billetera. Cuando no son lanzados como escudos humanos en la guerra liberada en las fronteras.
Inocencia perdida. Autómatas del
delito. De la masacre. De la exposición limítrofe. Del pasaje de droga.
Son como un alud que arrasa con todo. Que no deja un rincón del niño coptado
limpio de los deshechos de la Mafia instalada. De la cual se depende y por la
cual, se mata.
País Narco Mara
La Inseguridad acobardó a la
sociedad sujetada. Como diría Althuser, el sujeto está sujetado y casi, sin
posibilidades de cambio mientras los Gobiernos sigan naturalizando el delito.
Instalando ideas de formación de partidos políticos a cargo de Las Maras.
Fomentando Vatayones de convictos sin controles.
América está atravesada, en
materia de Narco Maras, por la indolencia, la connivencia y el dislate de
darles un marco de legalidad como absurdo mecanismo de Stop.
Argentina, consagrada como un país
Narco Mara, desplazó lo que Chile y Uruguay, hasta el momento, han podido
contener, el desbande delictivo local y el freno a las importaciones de Maras
en expansión.
La Sociedad despierta
El agiornamiento y el paso de la
modernidad a la ultra modernidad, ha permitido que a pesar de las ataduras al
sistema voraz, el sujeto, en tanto colectivo, pueda
movilizarse. Acomodarse en el pensamiento y salir a repudiar. A no
embarcarse en el alud criminal de la naturalización.
Sublevarse, no en el sentido de
la violencia, sino en el sentido crítico y la acción de masas. Entendida, esta
última, como antagonismos, y no como luchas.
Así es, como en esos
antagonismos, la sociedad conformada por individuos fatigados de abulia y
tergiversación, asimila que la conversión de la violencia y la inseguridad a
estado de sensación es una burla funcional a los grupos de poder y a los
servicios criminales arraigados en la Argentina.
Una Argentina empeñada en
reconstruir las miserias de lo peor del continente. A diagramar el pauperismo
local desplazando, bajo la ficción Nacional y Popular, el Mapa Delictivo hacia
el interior de la Provincia de Buenos Aires.
Frente a esta realidad, hay una
sociedad que despierta más allá del fetichismo K.
Comentarios
El blanqueo les aceita la industria a los narcos, no hay duda.
La sociedad aún duerme con gorro de pompón.