La Inseguridad es un hecho que nos flagela, el
hambre una verdad que nos desintegra y el odio, un estado que nos vulnera.
Desde diferentes lugares, podríamos analizar el
pauperismo visual al que cotidianamente asistimos.
Desde diferentes lugares, podríamos atender a las
divulgaciones panfletarias que nunca tienen que ver con los temas más urgentes.
O al menos, con los temas que más preocupan a la sociedad fragmentada entre un
54% jactancioso de “revolución” y un 46% hundido en el imaginario de las
sensaciones.
Desde diferentes perspectivas, podríamos intentar
también, comprender por qué el motor de un trayecto de la historia es el odio.
O bien, desde un ángulo más benévolo, hacer que creemos que la historia
puede reescribirse sin atender al rigor de verdad. Que eso, es una bestialidad.
Sin embargo, es casi imposible ser contemplativo en medio de la Barbarie. En medio de este estado naturaleza en el
cual, por ejemplo, un hombre hiere a un chico y mata a otro por pensar que no
le iban a pagar el viaje en remis. Es complicado ser tolerante en un país en el
cual se viola, se mata y se roba para luego convertir una condena de encierro en
salidas recreativas.
Se torna, irremediablemente asqueante, saber que los
asesinos de Candela son impunes o que los asesinos de Axel Blumberg son
beneficiados con placeres de "reinserción”.
Subleva, observar gozosos, a los
delincuentes que van “comprando” nuestra vida rifada. Entregada.
Estado
Miserable
El mejor ángulo para tratar la negligencia y el
enfrentamiento constante que se asienta en la estructura de tergiversación que
humilla, es asimilar como real, que nos envuelve una condición de Miseria. No una condición de Inclusión.
Se trata, de más de nueve años de clara
profundización de cansancio y quiebre de una sociedad que no está auto
entregada, sino que ha sido entregada, por abulia y estado de sensación, a la
violencia. A las Narco Maras. Al Crimen Organizado.
Una Sociedad infectada de un virus llamado,
falsamente, Progresismo en el paradójico contexto de la Pobreza, la Inseguridad
y el Feminicidio.
Vivimos en un estado miserable.
La
bofetada de los 6 pesos
Se podría explicar con creativa bonhomía que es
imposible comer con seis pesos diarios y cubrir todas las necesidades -apenas
básicas- de los niños. Cubrir sus nutrientes. Satisfacer su organismo.
Podríamos también, apelando a la buena voluntad, explicar que un trabajador para rendir en su trabajo, sea físico o intelectual,
necesita estar bien alimentados para llegar a cumplir con la cantidad de horas
que su trabajo le demanda.
Tal vez, en una de esas, podríamos plasmar, con amplia
generosidad intelectual, que si se pudiera vivir con 6 pesos, no
existiría la desnutrición y lo que es peor, su grado terminal: La Caquexia.
Si esos 6 pesos fuesen, la verdadera cantidad que
necesitamos, no existirían niños que se duermen en las aulas o personas que
especulan que comida hacer porque no pueden hacer las cuatro comidas reales.
Quizás podríamos interpretar, con excelente
voluntad, que todo esto que nosotros, los ciudadanos, debemos comprender, forma
parte de nuestra tarea de Ser. De internalizar que estamos siendo llevados como
ganado. Arreados como vacas.
¿De
qué se trata?
Se trata de domesticar nuestras formas de actuar,
pensar y sentir. Se trata, de penetrar en nuestra construcción subjetiva para
adormecerla. Que se deje verduguear.
Que niegue las evidencias.
Que digamos que estas fotos no son reales sino que
forman parte del Imaginario Colectivo o de una Extraña Sensación que hace que
se distorsione nuestra vista sin poder ver, que con 6 pesos diarios, somos un
país saludable. http://www.soclauraetcharren.blogspot.com.ar/2012/08/los-seis-pesos-diarios-del-indec.html
Final
odioso
Convivimos con odio, hambre e inseguridad.
Convivimos con estas tres realidades que nos han asignado. Somos receptores de
obsecuentes emisarios que niegan, al mismo tiempo, lo que han sabido
construir.
Vivimos al límite. Cosechando cadáveres. Y bajo la
clara certeza que desde arriba se interesan, siempre adulterando, por “el límite peligroso de las cosas; por el
ladrón honesto; por el asesino sensible…” (Robert Browning, Apología del
obispo Blougram).
Comentarios
Gracias, Germán por tu presencia y difusión.
Todo es bien recibido!
Saludos!
leo con frecuencia sus reflexiones. Vivo en la provincia norteña de Santiago del Estero. Ella es un bastión de las actuales políticas públicas, como lo fueron de otras. Ud tiene razón la sociedad esta entregada. Pero no hay que olvidar que esta sociedad, por mucho tiempo tergiversó la entrega. La disfrazó con interpretaciones varias, justificantes, benévolas. Creo, en mi humilde opinión, que las cosas cuando suceden necesita de la concurrencia de diferentes factores, entre ellos la complicidad, cuando no la indiferencia.
Saludos cordiales