Conquista y Colonización

Breves apuntes teóricos y reflexivos.
Comprender la Conquista de América y las consecuencias que de ella han derivado, requiere la apertura de un espacio de debate, en donde el conocimiento no se encuentre segmentado, para así poder construir un tipo de pensamiento crítico y reflexivo.
Porque el descubrimiento y la Conquista de América es el inicio de un tiempo de colonización, de sometimiento y fusión, de independencias y muertes.
Es el pasaje a una nueva etapa en la historia de la humanidad que influyó, de manera extrema, en las formas de pensar, actuar y sentir de los hombres.
A través de la educación, las normas sociales y la familia en particular, se han ido desarrollando perversas formas de dominación.
Aquellas que llevaron al hombre a un “estado de guerra” signado por las pasiones y el deseo de tener lo que no se tiene. Así, tanto la conquista como la colonización fueron, entre otras, han sido terribles tareas albergadas por la memoria colectiva, puesto que el genocidio ocasionado mostró una vez más, que para muchos individuos, el fin siempre justificará los medios.
Las ansias desmedidas de poder de los mismos, convirtieron a ese genocidio en el motor de la acumulación originaria del capital, legitimada por la institución religiosa eclesiástica que desde siempre influyó en la construcción de la subjetividad de los individuos.
De esta manera, cuando tuvo que salvaguardar los intereses de alguna fracción de la sociedad lo hizo legitimando el discurso hegemónico dejando de lado todos los preceptos religiosos, además de cuestiones tales como el respeto, la equidad y la dignidad del hombre.
El movimiento de la acumulación originaria se encuentra marcado por;
-El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América.
-La cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen. -El comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales.
-La conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros, etc.
Es decir, todos estos hechos establecen los albores de la era de producción capitalista, por lo que puede señalarse, según la línea del teólogo y filósofo Rubén Dri que:
“El acta de nacimiento del capitalismo es, al mismo tiempo, el acta de defunción de numerosos pueblos americanos, cuyas riquezas servirán para que la naciente burguesía europea realice el despegue.”

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